La nostalgia es referida
comúnmente no como una enfermedad ni un campo del estudio, sino como un sentimiento que cualquier persona normal puede tener.
La nostalgia es el sufrimiento de pensar en algo que se ha tenido y que ahora ya no se tiene. La nostalgia se puede asociar
a menudo con una memoria cariñosa de niñez, una persona, un cierto juego o un objeto personal estimado. Los estudios muestran
que muchas personas creen que en años o décadas pasadas las personas estaban mejor de lo que están ahora, con un nivel de
vida más alto, incluso cuando esto no es siempre el caso. Esta creencia es muy típica de la nostalgia. Los artículos en la
Cultura Pop a menudo pueden provocar un sentimiento fuerte de la nostalgia. La nostalgia ya no se refiere a una enfermedad,
sin embargo puede conllevar síntomas que son tanto verdaderos como físicos en la naturaleza. Estos síntomas pueden incluir,
opresión en el pecho y/o garganta, el dolor en la boca del estómago, y se sabe que la nostalgia puede llevar a la desesperación.
La nostalgia no es definible científicamente, distintos pensadores han hablado de ella: Nostalgia es la sublimación en
la indeterminación de un anhelo del alma desbordado en la materia, “como un amar sin ser amado y como un dolor que sentimos
en miembros que no tenemos”; por el cual se transparenta un “echar de menos lo que no somos”, y la aceptación
de que nos encontramos “incompletos y mancos”. La nostalgia es la obsesión aflictiva de estar en otra “parte”
(dimensión), de superar la temporalidad y la finitud hacia la Eternidad y la infinitud, de volver a la Itaca de los orígenes
(tal como los aluviones de su etimología griega – nosteo y algeo, “volver a la patria” y “sentir dolor”
- lo indican). nostalgia, aun cuando también identifica en sus límites un sentimiento de pérdida, no se refiere a una vivencia
corriente. Sino a una difusa, a la vez que persistente y dolorosa, como la que denota la palabra dor (< lat. pop. dolus
< dolere). El hombre no está satisfecho de ser hombre. Pero no sabe hacia qué regresar, ni cómo volver a un estado del
que ha perdido todo recuerdo claro. La nostalgia que tiene de él constituye el fondo de su ser, y a través de ella comunica
con lo más antiguo que subsiste en él. E. M. Cioran, Tusquets, Barcelona, 2000, p. 106. La nostalgia mezcla “un
sentimiento de encanto ante el recuerdo del objeto ausente o desaparecido para siempre en el tiempo, un sentimiento de dolor
ante la inasequibilidad de ese objeto, en fin un anhelo de retorno que quisiera transponer la enigmática distancia que separa
el ayer del hoy y reintegrar el alma en la situación que el tiempo ha abolido.”
Yo me siento orgulloso de ser cubano, pero mi orgullo no es vanidoso, es muy sencillo. Creo
que la razón de ese sentimiento es por haber nacido allí, puede ser el mismo de cualquier espalda mojada que cruza el río
Bravo, digamos que similar al de un argentino que ahora hace colas frente a las embajadas, supongamos que muy parecido al
de los negros que cruzan el estrecho de Gibraltar. Con una pequeña diferencia, la mayoría de ellos pueden regresar y cuando
no lo hacen, es por haberse desprendido de ese orgullo al que muchos se aferran y son capaces de matar.
Hay muchas razones que me ayudan a no sentir ese extremadamente dominante orgullo que sentía
antes. Antes digo y me refiero a ese tiempo donde nos hicieron creer que éramos muy grandes, tal vez por eso hacemos un uso
abusivo de los diminutivos, todo lo encontrábamos chiquitico. Pero los tiempos han cambiado y tal parece que vivimos rodeados
de gigantes. Mi sentimiento nunca fue furibundo porque tampoco he sido ciego, si hoy me preguntaran los motivos de ese orgullo
del que muchos hacen gala de inmensurable alarde, encontraría muchas dificultades en explicarlas, aún así sentiría un modesto
orgullo por ser cubano.
|